martes, 7 de enero de 2025

La cuesta que cuesta.

El espionaje es muy cinematográfico, tema recurrente. Veía una serie The Day of the Jackal, basada en una vieja novela, con dos secuelas en la gran pantalla, nada nuevo, ficción. Rodada en Croacia como si fuese Cádiz. Es el nuevo MI6 o SIS actualizado. Alguien me preguntó si el CNI, antes CESID, tenía esos medios, a mí que no tengo ni idea. La cuestión es ¿qué espiamos, qué queremos saber,...quién es el enemigo...?.

Noche de Golden Globes , no me quedé a sufrirlo en directo. Por la tarde lo vi, y soporte los comentarios, cinco expertos, tres señoras, dos señores. Todo opinable, gustos. Me llamó la atención que sólo se opusieron al premio de "Conclave" porque trataba un tema ya desarrolado por otras películas. Una pena que Ford o Kurosawa no pusiesen opinar, ellos que recurrían al bardo inglés inmortal.

Si el espionaje inspira películas los clásicos también. De pronto pensé en Verne, ese francés de gran imaginación. ¿ Qué ocurriría si Phileas Fogg no fuese el caballero victoriano que nos contaron?. No puedo evitar imaginarme a otro que David Niven en su piel que lo hacía muy bien. Cuentan que la inspiración de Verne nació de dos individuos gringos, un excéntrico hombre de negocios y un aventurero de ese apellido Fogg. Seguramente no era tan perfecto como Niven.

Nos pasamos el día justificándonos a nosotros mismo, siempre hay argumentos, disculpas, circunstancias, además si viene otro lo hará peor...dignitas, autoritas, en ausencia. Un tema siempre recurrente: el personal que ha estado en puestos relevantes de responsabilidad y habla cuando ya se ha ido. Lo interesante sería saber que se le decía al político de turno, al del poder, cuando despachabas y veías que aquello no cambiaba. "Irse, si me queréis irse", suplicaba la laureada folklórica.

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