Hay palabras que son conocidas por todo el mundo y en todos los idiomas y sin embargo su uso es diferente. La palabra nazi es una de ellas. El régimen que la creo es historia hace mucho tiempo, sin embargo siguen en el candelero, por una u otra razón y en Hollywood el filón de películas y parafernalias parece no tener fin. Y claro cada uno puede utilizar la palabra a su antojo o dotarla de un significado un tanto peculiar. Pero si te llaman nazi es para insultarte.
En Israel estudian y discuten sobre como castigar su uso inapropiado. Y en Alemania es tabú. Quizá sean estos dos países, en el fondo tan iguales y tan distintos, lo que tienen dificultades más serias en su asimilación, por no haber podido superar los traumas del pasado reciente o ancestral.
En el fondo sólo era la palabra que definía a los miembros de un partido político, que no existe, que llegó al poder a través de las urnas y el apoyo popular para destruir el propio sistema e imponer un totalitarismo cruel y despiadado.
En Israel, la palabra nazi es un tipo de insulto y ¿ cómo castigar un insulto? ¿Es qué no los hay peores en el diccionario? Puede ser en Israel una maldición en el peor sentido, normalmente dirigida hacia alguien que actúa de forma beligerante, puede ser un policía, un soldado o un político elegido que exhibe el acoso en su comportamiento. Pero no solamente ocurre en esos lugares.
Recordemos que el hombre del bigote pequeño, al que imitaba genialmente Charlie Chaplin, ya escribió en 1924 lo que pensaba y no se le quiso tomar en serio. Que llegó al poder muy apoyado en 1933, alcanzó la cima en 1938 ante Europa y el mundo y que lo que vino después fue la tragedia consumada cunado los nazis se soltaron el pelo. Pero habían avisado muchas veces. Y es que aparte de los significados como insulto de la palabrita, sus ideas son un atentado brutal contra la libertad del ser humano, que es ser vivo, libre e individual que vive en sociedad. Y no por castigar su uso se destierra lo que encierra y eso es mucho más grave y trascendente.
Vigilemos a los lobos con piel de cordero, a los que tratan de imponer lo que llaman sus ideas, ambiciones, sueños o desviaciones. A los que no aceptan otra forma de pensar, eso eran los nazis y ese es el peor significado de la palabra. Por cierto, el otro del bigote grande y la pipa, en la Unión Soviética, con su régimen estuvo al mismo nivel y ya nadie se acuerda.
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