Hay personas pocas que flotan que siempre huelen bien. Anouk Aimée, educada católica y luego judía como su padre de apellido Dreyfus se ha especulado que relacionado con el famoso capitán, poseía ese algo. Esta mujer ha tenido una carrera brillante más allá de las películas de don Federico o su elegancia, clase, belleza, de que la cámara la amase. Yo recuerdo dos cosas que me impresionaron una con 15 años An homme et une femme, no por el Mustang, ni Le Mans, ni el parabrisas lloviendo a cántaros ni lo de la estación de tren, sino por aquella mujer que me parecía tenía las cosas muy claras. A mi me pasó una vez y no me lo podía creer. Otra es una manifestación de Alfonso Sánchez, periodista crítico de cine, le llamábamos El sopas, alférez provisional, que vivía en el barrio de las letras, más de veinte años más viejo que mademoiselle Aimée y enamorado de ella como confesó. tiene su mérito porque no era muy de mujeres. Estuvo sentado a su lado en un festival de Cannes, una o dos veces, una eternidad, quizá fue su perfume su mirada su vaya usted a saber pero don Alfonso, el sopas, no puedo contenerse. no me extraña, se quedó prendado como yo en aquellos planos como tantos.
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