No he estado en el G7 no se confundan ni he sido invitado, ni soy jefe de Gobierno ni nada, sólo he visto unas breves imágenes. Meloni, anfitriona se los ha devorado a todos, en las caras, los gestos, estilo, sonrisas, muecas. En realidad, habría que ver las imágenes no publicadas. Ha habido fotogramas entrañables como el educado saludo del primer ministro japonés al Santo Padre, o el abrazo raro del presidente de Argentina. me da que Macron y Meloni como que no se tragan hoy en día, la política ya sabe da extraños compañeros de cama. El canadiense mira al techo o al cielo es tan alto. El francés inquieto con su móvil, el inglés como nunca están los ingleses perdido, el alemán sin rumbo. Ya dan por hecho que Ucrania será miembro de la NATO, porque lo dicen los gringos. Ha habido algo entrañable protagonizado por Meloni la gran estrella de nada. El tal Biden a lo suyo, se colocaba las gafas, dejaba irse a sus pensamientos y se movía en la dirección opuesta a los demás sumido en su mundo. Una imagen digna del final de la última película de Peter Sellers Being there, cuando están enterrando al millonario/mecenas amigo y discutiendo quiénes será el nuevo presidente. Meloni, casi carinõsa, anfitriona dedicada, hija devota, recuerda a la persona y dulcemente gira 180 grados a Biden que vuelve al redil. De pronto he visto que nos puede suceder a todos. ¡Vaya tropa perdida! no pretendo hacer sangre con Biden , pero es preocupante que Trump cumpla 78 castañas, que no le gusta, y The New York Times le sentencie como ganador de las próxima selecciones. Quo vadis Mr. Biden?
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