Cuando contemplas un gorrión en la nieve, en un dia claro y azul, te das cuenta de la pequeñez del pajarillo y de la grandeza de la naturaleza. Es muy débil, de unas patitas muy finas y en la dureza de invierno busca comida, lo que sea, porque necesita comer para continuar vivo. Dicen que no se apuran porque el Dios de los cielos les alimenta. Y el caso es que sobreviven y también mueren. No sabemos si sufren demasiado, no se rien, pero lo llevan con mucha dignidad.
La gente que pide por las calles con frío y lluvia es porque quiere algo de comer, tampoco se rien, aunque esta es una facultad de los humanos, y lo llevan como pueden. Y no se yo si nos hemos endurecido y ya no nos tocan el corazon, porque es real, no es una película.
En estas fiestas se ven películas sobre la Navidad, una de ellas es It's a wonderful life !, que aqui en España se llama ¡Qué bello es vivir !, que no está mal traducido como otras veces. Es un poco el espíritu de Capra en versión sueño americano. Y otra película suya You cann't take it with you, se llama en español "Vive como quieras", en este caso una traducción para atraer o impactar, y habla también de gorriones que quieren comer y vivir, pero no se preocupan demasiado porque quieren ser felices ante todo.
Y es que el ser humano no necesita demasiado para vivir, sin embargo se haya metido en una vorágine de necesidades superfluas, que aunque acumule grandes cantidades no puede llevarse, sólo puede llevarse la amistad de sus amigos, el cariño y esas cosas que ocupan mucho, que llenan, pero que no caben en maletines.
Seguramente tomando un expresso en el Gran Caffe Gambrinus en la Piazza del Plebiscito en Napoli, aquel pequeño gorrión se quedó mirándome porque los dos estabamos disfrutando con cosas muy sencillas y las suyas eran gratis y era feliz, muy feliz.
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