martes, 30 de junio de 2020

Bye bye love.

Hay una letra de una canción que dice, más o menos " Adiós amor, adiós felicidad, hola al vacío, creo que me voy a morir".
Es la última canción de la película "All that jazz" (1979)  del genio de Bob Fosse, un mucho autobiográfica, brillante en su profesión un desastre en su vida. Fosse narra su despedida, su tránsito a lo que hay cuando se nos para el corazón, dejamos de respirar, no se imaginaba nada sin música, coreografía, bailes, se despide de todos con el ángel de la muerte a su lado, la guapa joven Jessica Lange que aprueba sus palabras, pidiendo perdón a todas aquella que hizo daño. Fumo mucho, bebió más, drogas para su actividad frenética, no tenía reparos en acostarse con las hermosas mujeres de su profesión, reventó su corazón.
Lo que ocurre, o me sucede, es que cada vez que oigo esa canción, Bye bye love, me acuerdo de un amigo, fallecido de Parkinson hace unos años, después de padecer la enfermedad relativamente joven en nuestros parámetros actuales. Siempre fue muy generoso conmigo, nunca me reprochó absolutamente nada porque tuvo ocasiones de decirme, eso lo estas haciendo mal o debes aprender o me parece que no sirves o eso no se dice así en inglés o francés,. No es la única canción porque me acuerdo de "In the summer time", Mungo Jerry, 1970, que la cantaba con correaje, pistola al aire, en la escuela donde yo acababa de llegar y él finalizaba sus estudios. Le recuerdo con una vitalidad extraordinaria, por tierra, mar, aire, generosidad, buena educación, capacidad para hacer una enorme variedad de actividades físicas con éxito o desarrollar lo que para cualquier humano sería una profesión, su vida fueron varias profesiones a la vez. Una persona entrañable, no puedo ocultarlo.

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