lunes, 26 de octubre de 2020

Bufón.

La risa es sana, al menos cuando te ríes, por un segundo no estas triste, disfrutas, aunque puede que allá quién disfrute llorando. Los payasos dicen que son tristes cuando se quitan el maquillaje, a solas, que sólo les entienden los niños, los inocentes. Un bufón, origen italiano, es algo parecido, que hacía reír en la corte. Hay un señor, actor, británico, que a mi me hace gracia se llama Sacha Baron Cohen, es muy famoso, ahora ha hecho la segunda película de su personaje Borat, se llama a si mismo bufón . La he visto, me he reído, pero curiosamente no me quedo con lo de Guliani, que no me gustó ni en 2001, cuando era muy popular, ni hablo de sus groserías o el personaje de Borat, que no tiene cabida en los estándares del mundo occidental hoy en día, no sé si recomendarla. Lo curioso de este inglés es que saca a relucir a unos ciudadanos americanos que no hay por donde cogerlos, que se supone votan a Mr. Trump, si votan, porque The New York Times afirma que entre un tercio y la mitad de los ciudadanos se quedan en casa, no votan están decepcionados. Eso ocurre en el único país en el mundo que ha conocido sólo el sistemas de los tres poderes desde su fundación como república, que puntualmente ha elegido a su máximo representante, con grandes poderes, que presenta dos candidatos, sin propuestas ni programas, con mucha edad, sin atractivos porque no sale nadie a coger el relevo. Nosotros, al menos, tenemos a un alcalde en Madrid que podría estar ganando mucho más y ahí sigue, él vale por lo que es como persona, hace falta gente así, de ese temple, en todos los partidos.

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