No tiene nada que ver con ese otro Jorge Pujol de nombre en catalán Jordi, pero pertenecen a la misma región, nacionalidad, proyecto o idea, cualquier eufemismo que se quiera cuando en realidad deberíamos definirnos por lo que hacemos, no por lo que decimos.
Ahi hay una gran diferencia entre Puyol futbolista y el Pujol político. Ese expresidente que arrastra a su familia consigo en un frenesí de conseguir cosas en nombre de Cataluña, en el fondo dinero, y el futbolista honesto, entregado, trabajador y generoso.
Este Carles Puyol es ante todo un tipo cabal, un hombre de bien. No sólo es un fantástico futbolista que se superó a si mismo desde muy joven, empezando a jugar en un FC Barcelona que no ganaba nada y haciéndose jugador extraordinario y competitivo y ganándolo todo tanto en su club como con la selección. De esos jugadores que si existiese un Oscar a su vida debería llevárselo.
Nunca le vi un detalle feo, supo estar en la victoria y en la derrota y se limitó a jugar al fútbol, no como otros compañeros de equipo que son más que jugadores porque están en una entidad que es más que un club. El gran Puyol nunca mezcló política y fútbol otros de Tarrasa y alrededores si lo hacen.
El tal Pujol, político, mezcló profesiones, porque una cosa es ser político y otra vivir de la política y permitir que tu familia incremente patrimonio gracias a ello. No se pueden mezclar cosas porque se te ve el plumero, a veces la justicia no consigue probarlo y el político mezcló y enseñó a mezclar.
Recuerdo cuando el FC Barcelona nos ganaba y todos se fijaban en el argentino que mete muchos goles o en el brasileño genial, yo me fijaba en el defensa Puyol, en los muchos que evitaba por rapidez, fuerza, anticipación y buen espíritu.
Incluso una vez que en el Nou Camp, hace poco, otro argentino del Madrid le dejó roto en un regate y luego marcó CR7, sentí pena por ese gigante en el suelo que lo daba todo.
Siempre lo quise para mi equipo y se le echará de menos, ya lo creo que se le echará. Si hubiese no once sino cinco Puyols en el FC Barcelona me pensaría muchas cosas. Lo malo es cuantos Pujols hay en España.
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