miércoles, 5 de julio de 2017

De House of Cards a Frankenstein

De Venezuela hay imágenes, pocas relativamente, fotografías, declaraciones, silencio en los de Podemos y la sensación de algo cercano a un enfrentamiento civil/militar que nos retrotrae a otros tiempos. 
Ya nadie hace amago ni de controlar, no hay disimulos; se deje al próximo a merced de si mismo, sus errores, el empecinamiento de los continuadores del régimen y las ganas de los enemigos.
Maradona, al que la naturaleza otorgó un nivel único con la pelota, ya se encarga de confundir, entre escenas de intoxicación etílica, hablando de los "grandes de la historia" como Evo, Ortega, Fidel, Chaves, y ahora Putin. 
Se llevó todos los denarios en su pierna izquierda, aunque resulte peligroso reflexionar con los juanetes; pensé que iba a hablar de lo suyo, el fútbol, pero los grandes no eran Di Stéfano y compañía; aquí todo Blas abre la boca cuando le ponen una alcachofa delante, no hay pudor.
Llega Mr. Trump a La vieja y civilizada Europa, la de la Desunión con veraneos en la Ibiza hortera, abandonada a bellezas artificiales. En Polonia le reciben encantados. No le pondrán un micrófono-alcachofa nos golpeará con su Twitter y alguien le nombrará doctor honoris causa. 
Emily Ratajkowski se queja de que no le dan papeles porque tiene los pechos muy grandes ¿Quién puede decir semejante sandez? 
¿Los han visto señores y señores, o señoras que dirían nuestros excelsos políticos? Son como una expresión de gran belleza, forma y tamaño; seguramente hay otras razones para no encontrar su papel deseado en una película, 
Don Federico Fellini si gustaba de tetas grandes, muy grandes, tanto, que ahogaban al protagonista de Amarcord.
A la postre hablar de estas cosas tampoco consuela, da la sensación de mezcla heterogénea y dispersa, como el mundo que nos presentan.

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