Vargas Llosa, premio Nobel, habla de García Márquez, premio Nobel anterior, y sube el pan.
Parece que va a decir algo nuevo, una revelación fulminante y no es así. De su amistad en el pasado, de su ruptura ellos sabrán, a mi me daba la sensación que se hablaba de política, de posicionamientos políticos, de decisiones políticas. A lo mejor hubo problemas por cuestiones d eligues y amoríos y como eso es muy vulgar, mejor, entre Nobeles, hablar de política.
Como escritor uno de los dos me ha emocionado mucho más que el otro; como seres humanos, honestos o no, no me posiciono.
Lo curioso es que necesariamente te tienes que retrotraer a un mundo que no existe. El universo del comunismo internacional y la influencia de la fracasada Unión Soviética; la exportación de sus ideas y revolución al mundo entero, sobre todo a la América al sur del río Grande y África llena de abandono, problemas coloniales y miseria en medio de sus abundantes materias primas.
¿Cuanto había de verdad y cuanto de cuento chino? La República Popular China, comunista también, se dedicaba con su paciencia habitual a sus cosas en su área de influencia y no pasaba de la moda Mao o las incursiones en Vietnam.
Aquel mundo se derrumbó como las estatuas de Lenin y Stalin, mastodónticas; sin embargo en su caída no hicieron el ruido que su tonelaje requería.
Al final no veo mucho cariño en el peruano enamorado po el colombiano fumador de Cohibas y otras marcas.
No le pasa a don Mario como a mi; tengo un amigo que me ha contado una adquisición de bienes inmuebles por unas cantidades que se me escapan, un capricho razonado por las circunstancias y me alegro mucho. Me congratulo de su éxito, su acierto y su triunfo; me alegro que este feliz y satisfecho, más siendo un amigo.
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