lunes, 3 de julio de 2017

El toro que mató a Manolete en Filadelfia.

Los padres fundadores de los USA no hubiesen pensado que un tal Kim Jong en una nación llamada Corea del Norte pudiese representar algún peligro para la seguridad de la nación que acababan de crear un 4 de Julio de hace 241 años. 
De hecho no estoy seguro que represente una amenaza seria, por muchos misiles que pruebe en el Pacífico. Los japoneses opinarán de otra forma.
Esos mismos Founding Fathers tampoco hubiesen sospechado que un personaje como Donald Trump,  que no creo hubiese dado la talla ni para poner las copas en el Congreso Continental de Filadelfia, ni hubiese sido invitado a tomar el té por Abigail Adams, figurase en la lista de candidatos confirmados por el pueblo soberano. A lo mejor sería un trampero en el río San Lorenzo. 
Es una investigación inútil porque la realidad es que es el inquilino legítimo de 1600 Pensilvania Ave. y cuando coge el teléfono, no el Twitter, los chinos (siempre prudentes) escuchan con seriedad.
Espero que la CIA, DIA o la TIA de Mortadelo y Filemón, si sepan de que va Kim Jong. 
Es lo que nos ocurre con la desinformación que nos aturde, necesitamos a Hercules Poirot. Hay que seguir cualquier pista. 
La madre de Islero, el Miura que mató a Manolete, muestra su cabeza disecada en La Maestranza; su hijo, el toro famoso, no. Desconozco si hay justicia en esto, porque fue sacrificada dos años después del suceso de Linares por el propio ganadero, pero siempre he creído que una madre es más importante que cualquier hijo por su entrega desinteresada casi siempre, influencia y poder.
Al ministro Montoro todavía no le acusan de haber matado a Manolete (no oficialmente), es de lo poco que no se ha hablado; a mi me pega que es el único personaje al que Rajoy quiere cerca porque le da soluciones (no siempre acertadas) a problemas reales y luego es leal cuando se toman decisiones.
Demasiada intoxicación.

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