Tengo la sensación que estos habitantes, los actuales, de Australia denominada así por Quirós, La Australia del Espíritu Santo en homenaje a la casa de Austria y la Terra Australis, son gentes que se consideran afortunados, con problemas como todos, materia primas, desafíos, más o menos felices, vida al aire libre, mucho picnic. He visto en un colegio dar premios, incluido al estudiante de la semana, alumnos de cuatro, cinco, seis, cantando el himno de Australia, una persona traduciendo al lenguaje de los sordomudos, alusiones prioritarias a los aborígenes, como recordando que ellos, nativos, son los primeros australianos; el himno con actualizaciones habla de una nación joven, de la mar, los distintos emigrantes; todo se mueve dentro de un ambiente como muy políticamente correcto porque hay que tener cuidado con los votantes. Los alumnos disciplinados, educados, muy correctos, han cumplido con su papel, claro que han sido muchos, muchos, los mencionados; la maestra de ceremonias, the principal, ha hablado de ser respetuosos, cuidadosos con las normas de seguridad y deseosos de aprender, todo eso se premia, fomenta, enaltece, son las cualidades más apreciadas en esa escuela. He oído tantos premiados, visto salir a tantos que me he quedado triste pensando en los pobrecitos inocentes, pocos, que no han sido mencionados. No es la vieja y civilizada Europa.
lunes, 10 de mayo de 2021
Aprendiendo.
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