Se acaba la alarma en las Españas o el toque de queda, continúa la sensación de ir dando tumbos, los políticos transmiten esa sensación, como dice alguien en el PSOE, la culpa va a ser de los viejos. Entre esas cosas que tienen las plataformas que fabrican sus series de televisión está el poder volver a verlas, ahí se quedan en la programación, los errores cróinicos de derechas e izquierdas también parecen seguir en la programación.. Recuerdo House of cards cuando salió, su primera temporada, David Fincher; una obra sobre el poder político, Washington, sexo, drogas, ambiciones sin Ubrique, de todo; un protagonista que dejando a un lado su calidad interpretativa fue cuando empezaron a salir a la luz sus asuntos reales con otros, menores o mayores, sus comportamientos, que no le dejaban bien parado; recuerdo que tras las primeras tres temporadas forzando mucho me dije que había que acabar, que por mucho dinero que hiciesen no daba para más y siguieron, la máquina no podía detenerse. El huido, derrotado, vice presidente del gobierno no es Frank Underwood, personaje ficticio creo que es más de Juego de Tronos también ficción y tiene un sello que no se ve en las pantallas, donde alguien debe proporcionar cierto glamour, sin embargo fue votado e incluso si no hubiese participado en campaña no se cuanto votos hubiese cosechado su partido en Madrid, no lo entiendo o como decía don Rafael : hay gente pa todo. Tampoco me explico que los votantes del PSOE no se sientan avergonzados al ver como otros socialistas, ya apartados de la vida pública, hablan en público del propio secretario general del partido. No debe ser tan desastre nuestro sistema que permite mantener tanto indocumentado en puestos claves.
sábado, 8 de mayo de 2021
Títeres sin cabeza
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