Chile local, con ganas, espíritu de allá y a por todas.
Argentina con menos aficionados en las gradas y los locutores de Canal plus entregados a la causa porteña, en espera de que hiciesen algo sus jugadores, como si fuesen forofos argentinos. Se olvidan que los partidos son hombres no nombres.
Primera parte disputada, pero de escaso fútbol y la emoción de una final siempre presente.
Chile tiene muy poco gol, a mi Alexis no me gusta tanto y es su mejor goleador, de hecho Vidal parece que es un delantero centro sin serlo.
Sampaoli consigue aleccionar muy bien a sus muchachos, fiel a sus principios y con las limitaciones de sus jugadores. Un técnico que marca el devenir de los partidos.
Argentina no carbura, y siempre pienso en la cantidad de jugadores que tienen, lo que exportan y lo que debe haber allí, joven y con talento.
Messi es lo que es, pero no le apoya Pastore, casi desaparecido, y Di María se lesiona en uno de sus sprints; las comparaciones con Maradona en esta clase de partidos me parecen fuera de lugar; la defensa de los subcampeones del mundo es floja y tienen suerte de tener enfrente a los atacantes chilenos y a Mascherano a favor,este si es un verdadero jugador. Paso de cebarme en Martino y Messi no sirve de entrenador.
No mejor anda la cosa en la segunda parte, el ritmo se hace impreciso, jugadores como Medel destacan en un despliegue brutal, todos agotados y los porteros prácticamente desapercibidos, sin oportunidades de gol, fruto de jugadas.
Llegan los penalties, otra vez la lotería y uno saldrá campeón; de hecho sale Chile y creo que en campeonatos de este tipo sólo vale ganar; apago el televisor con la sensación de que Argentina ha perdido, por no hacer un equipo de verdad y es que el fútbol, repito, es un deporte colectivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario