Un libro siempre ayuda a reflexionar, distanciarse del día a día, tomar un poco de perspectiva, un artículo en un periódico, versión digital, puede hacer el mismo efecto, claro que hay que suscribirse, tener fortuna o gozar de un periodo de pruebas. Las edades se preocupan de lo suyo porque el ser humano no puede pensar igual con 18 que con 68, hay demasiada química, combinada con alguna física y un poco de condición que no altera, despista. La tercera edad anda preocupada, al final de su existencia, habiendo cumplido bien (?) porque todos se quejan, supongo que algunos si, otros no tanto, simplemente por alcanzar una edad no se ha cumplido se ha llegado, la tercera edad es el lamento, el quejido, como la impotencia. Los jóvenes, término convertido también en eufemismo, son despreocupados por principio, no todos sin duda, y un artículo me ha recordado que hay tercera edad que cuida de jóvenes, supongo que sucede en cualquier país, aunque en los más pobres siempre sucede más, duro y peor. Hay niños, o ya jóvenes, que sufren enfermedades incurables, de muy diversos tipos, raras son algunas porque afectan a pocos, afortunadamente, que han sido, son serán, cuidados diariamente, totalmente, exclusivamente, por sus padres, casi diría mejor madres, en una dependencia, entrega total. Imaginemos que hay otra vida, donde al llegar no te encuentras ni con Iglesias ni Monedero ni Colau como okupas ni esos que van de santos en PP y se llevan a la saca lo que pueden ni el dúo saca aplausos Lastra-Simancas, te encuentras con algo imprevisto, que te mira a los ojos que tengas y se te caigan los palos del sombrajo de vergüenza.
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