La amenaza de las balas. Day Six.

Hace un año yendo a comprar pan, confinado, con pañuelo del Oeste, pensé en India, una nación de características especiales, pensé en lo que no decía el politiqueo, pensé en qué iba a pasar con su gente, cientos de millones, ahora las imágenes dicen casi todo, en Australia lo ven más cercano. Cerca de donde voy a acabar tras la cuarentena, han aparecido dos cadáveres en un apartamento frente a la playa, misterio en la televisión, noticias que te despiertan con el desayuno continental aunque estés ya despierto, es sábado y el fin de semana será largo con una celebración de las Fuerzas Armadas, veteranos de guerra. Hercules Poirot vendrá a investigar en un principio, luego rápido anuncian que es un suicidio quizá por amor. En Perth asustados, un brote de covid, tres individuos, se cierra por tres días, recomiendan no salir usar mascarilla. No se que dirían si supiesen que a un candidato a la comunidad de Madrid, le han mandado un sobre con balas, también a un ministro y a una responsable de un Instituto fundamental. Me parece un desperdicio mandar balas en un sobre, además de ser fácilmente detectables por el servicio de Correos, incluso por un portero no muy distraído, no sirve para nada. Es el problema de ver demasiadas series por cable desde Juego de Tronos al master de The Sopranos. Asistí a un debate político en Tasmania, la patria de Errol Flynn, un fenómeno estilo parecido al hispano Iglesias, encantador, que sería muy acusado por la plataforma #Metoo aunque no se si había cola a la puerta de su apartamento en Hollywood, yo no estaba allí sólo rumores; en el debate el candidato (unos 50) iba de seguro, chulito, con la guapa candidata (30), me sorprendió no se si saldrá así bien parado. En otro orden de cosas RM-Betis, 0-0, como el adiós de Madame Buterfly, sin goles, simplemente haciendo lo que se puede con la plantilla, la mente, estado de jugadores, factores conocidos, reiterados.