Los que me conocen saben que me gusta el baloncesto. Es cierto que en USA me hice de los Lakers porque entonces apareció Magic con su magia y mi ídolo Lew Alcindor jugaba allí con otro nombre, también estaban Doctor J, Malone o Bird, había muchos; en realidad por muchas razones mi equipo debería haber sido Boston Celtics lo más parecido al Noble & Bélico. En el colegio se jugaba bien, al aire libre, mis manos eran blandas, altura media, sin fundamentos, hacía muchos "cáminos", no tenía ni instinto ni estilo ni nada que no fuese buena voluntad, afán. Visitaba con frecuencia el Ramiro sin encontrarme con Pedro Sánchez, que no había surgido afortunadamente, cuando la demencia, no tan organizada, movía las canastas en los tiros de personal. Iba al frontón Fiesta Alegre con su muro que acojonaba a los fenómenos de la URSS, que mi papá conociese al padre de Carlos Sevillano no sirvió, construyesen un buen pabellón de parquet cubierto en el colegio no me hizo progresar, me retiré muy mocito que decía mi abuela, ante mi inutilidad. Me cambié al Pabellón de la Ciudad Deportiva donde había chicas monas, modernas, con estilo, a diferencia de Chamartín, ver deporte e intentar ligar, qué gran novedad. En todas esas batallas ganamos mucho como ahora. Por eso quiero destacar la clasificación para la Euroliga, muy igualada, con un líder destacado, muchas dificultades, muchos partidos, viajes, no es NBA, pero Doncic nos sigue y la cantera sigue proporcionando jugadores. Me gusta Laso, su espíritu, sus errores, aciertos, como cuando Ferrándiz se entendía con los yankes. Hasta el final.
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