Había visto la foto del Papa este domingo, en aquella ventana donde le vi por última vez en septiembre pasado. Me recordaba al santo Juan XXIII, rasgos similares, probablemente de persona de edad, muy mayor, con sus achaques. El Papa Francisco era jesuita con todo lo que eso implica, con lo cual me identifico, sacerdote y hombre de Dios. Te quedas huérfano, incluso a mi edad. No importa. Lo importante es la roca, la Iglesia, muchos siglos muchos papas, ahí está siempre mientras haya dos o más reunidos en Su nombre.
No es un mundo sencillo, con o sin redes sociales, yo creo en el Espíritu Santo. Saldrá un cardenal elegido, se tarde más o menos, continuará la obra hasta el fin de los tiempos, incluso con errores, es una garantía pero hace falta fe. Así fue desde hace casi 2000 años. El cardenal Bergoglio, cuentan de un cónclave anterior, avisó que no se creía capaz de ser elegido. Esa siempre es una buena razón, hay demasiados que se creen elegidos.
Quiero hablar del almirante actual Jemad, un hombre de bien, integro, una suerte. He leído esas cosas de los periodistas que siempre llevan intenciones, en este caso ABC, hay filtraciones, intereses, no me fío. No me gusta el politiqueo no me gusta el bajo nivel, no me gusta los que no saben distinguir lo principal de lo accesorio. En el politiqueo no existe el Espíritu Santo es la diferencia entre las cosas de Dios y las de los hombres. En la ficción de Gladiator, Marco Aurelio elige a Maximus para guiar a Roma y este no quiere, el guionista escribe que es la razón principal para que vaya a Roma.
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