La genética me parece apasionante, ya Aristóteles, en su inmenso ingenio, se olía algo.
En su desarrollo, sus aplicaciones, en los descubrimientos que restan por hacer, se adivina como una veta enorme, llena de sorpresas. Quizás no solucione los problemas fundamentales del ser humano, pero sugiere, y sobre todo abrirá, muchas posibilidades nuevas. Nunca seremos eternos porque somos mortales, pero nos está cambiando la vida, como ocurre en el llamado en inglés "genetic soap opera" en Lombardia.
Siguiendo la pista e investigación sobre el asesinato de una niña se están descubriendo muchas "sorpresas" relativas a aquellos sospechosos que han entrado en la investigación y lo malo es que si dicen quien son los padres de alguien o que hay restos de material genético de un individuo en alguna circunstancia comprometedora, a ver como se justifica.
No se si existe genética en la política, desconozco el genotipo y fenotipo de los socialistas que parece quieren borrar la etapa de Pérez Rubalcaba. Me parece que el genotipo no lo tienen muy claro y se dedican a desarrollar el fenotipo con la llamada intuición política para contentar a los votantes y parar la hemorragia de pérdida de votos ¿Cómo atacarán los graves problemas del país?
Todo es honorable y respetable, pero las bases intelectuales de estos nuevos políticos suenan a déjà vu. Y ser honorable no significa alcanzar la condición de muy honorable, que me temo se creó para individuos que se lo mereciesen.
Hay quien detecta lo que está escondido detrás, muy pocos en realidad, e incluso lo ponen por escrito con agudeza. Ayer me atreví a escribir sobre Jordi Pujol, hoy me he alegrado mucho, disfrutado y reído, con el ingenio de Manuel Vicent en este viejo artículo de 1983, "Jordi Pujol y Blancanieves". Hay que ser catalán y escribir muy bien para poder hacerlo. Ahí mando el enlace:
http://elpais.com/diario/1983/11/12/sociedad/437439602_850215.html
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