lunes, 23 de marzo de 2015

Frases que no dicen nada.


Se conocen los primeros resultados de las elecciones autonómicas en Andalucía y Díaz la ganadora dice: "Es una victoria indiscutible". Parece que habla de un partido de fútbol, de ese mal llamado  clásico que también acaba de finalizar, donde lo que valen son los goles.
Acaba el partido del Camp Nou y el todavía presidente de la Generalitat entre sus frases futboleras para comentar el partido dice: "Los pitos al himno de España deben aceptarse como algo natural".
Lo preocupante es que en las Españas parece que se habla de fútbol cuando se habla de política y viceversa o de Belén Esteban.
Tan preocupante es la tendencia como la falta de preparación, incluso en respuestas previstas, que denotan esos dos políticos concretos, y la inmensa mayoría.
En Andalucía la presidenta de la Junta parece que comenta un Sevilla-Betis, cuando la realidad es que ese pueblo andaluz, soberano ha dado los mismo votos al PSOE, como si allí no hubiese pasado nada; los de UPD han desaparecido del mapa como Messi la primera hora y salen al terreno de juego Podemos y Ciudadanos para hacer aparentemente labores similares en el centro del campo y ¿Quién dirige? ¿Cual es el programa? ¿Cómo se financian las promesa fáciles, la deuda? ¿Se va a educar al pueblo, acostumbrado al trapicheo,  en dos días?
Claro que entonces le hacen al señor Mas una pregunta sobre una final de copa del Rey, donde los que asistan (sin contar los cara de pamplinas de los invitados) supongo que pertenecerán a los equipos contendientes y en el protocolo inicial todo el estadio ( capacidad desconocida todavía), menos los invitados, pitará el himno que recibe a SM El Rey.
Al parecer eso hay que aceptarlo como algo natural; eso si, en democracia; no es la primera vez que lo oigo. En Cataluña, para los separatistas es parte del lavado de cerebro asumido oficialmente como argumento sólido. 
Menos mal que los fundadores de la democracia, los verdaderos demócratas están en panteones o lugares desconocidos, porque representa una ofensa a la inteligencia.

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