Ya me suena anciano eso de la incoherencia, falsedad o lenguaje circunstancial de los políticos, por lo tanto sorpresa ninguna.
Hay alarma, interesada probablemente, en augurar un otoño un poco caliente o mucho, las razones son variadas y convergentes.
No creo que debiese preocupar la debilidad del gobierno, con sus pactos, sino la poca altura de la mayoría, la necedad de algunos o la imposibilidad de lograr la cuadratura del círculo. Si comparamos con tiempos pasados, recientes o no tanto, la categoría y altura de miras tampoco mejoran demasiado, salvo personas puntuales.
Esos llamados independentistas de Cataluña no creo que quieran mayor auto gobierno, que nadie sabe lo que signiifca sino independencia pura y dura.
El gobierno marea la perdiz, es el gobierno de España y un gobierno tiene que gobernar. Debe, a su vez, resolver los problemas y el más grave sobre la mesa es el mismo de siempre, desde que tengo uso de razón con variantes, engaños, cesiones o coyunturas, que trataban sistematicamente de enmascarar la realidad.
Afirma el responsable del ejecutivo que al final habrá una votación, tampoco sabes, exactamente lo que quiere decir, aunque se barrunta que es una votación entre los inscritos a la autonomía de la Generalitat, como si fuesen una elecciones autonómicas, y no una pregunta a todos los españoles.
Hay caos y se incrementa la desazón.
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