No es lo mismo que el vacío político, pero está muy cerca, es el vacío personal, el absoluto.
El señor Sánchez, presidente, es un hombre que da la impresión de no poseer ningún fundamento, un personaje vacío, no se sabe bien lo que piensa realmente si es verdad que piensa, cosa que hay que aceptar como generalidad y generosamente. Da la sensación de leer un papel, de intentar explicarse, de contarse a si mismo lo que le proponen, se desconoce su formación real, su preparación, sus inquietudes, sus preocupaciones profundas, que no sean permanecer en un cargo, vivir y asegurarse el futuro. En medio de su intervención afirmó que estuvo en Bosnia (?) como si quisiese decir algo.
Sus palabras, en una sesión de control son el vació, caen el el vacío, están vacías de contenido. Los otros partidos han cometido muchos errores, pero hoy hablamos de este hecho.
Se suponía que en una mañana en el Congreso de los Diputados, iba a tratar el presidente del Gobierno de la situación en Cataluña, donde lo único claro es que el artículo 155 debe aplicarse porque los que montaron lo del otoño pasado no atienden a razones. Quieren sólo una cosa y hacia ello van. El vacío.
Mientras el presidente mezcla todo, en una especie de trabajo de fin de curso o discurso en Bruxelles paraíso del arte de no decir nada. Le preparan un papel y lo lee. El vacío.
Mezcla el Brexit, (nadie entiende que tiene que ver) con las intenciones, comportamiento, actos, acciones, intenciones, de los partidos independentistas en Cataluña. El vacío.
Mezcla un proceso del Reino Unido, del Parlamento en Westminster, con lo de Cataluña. El vacío.
Aparece la Guerra de los Balcanes, Eslovenia, en el arte del vacío.
Sus palabras son una mezcla de inteligencia aguda, humildad, saber hacer, liderazgo (versión propia/del partido) con ignorancia, candidez, demagogia, tomadura de pelo, confusión (versión de oyentes sin carné). Es como si no fuese presidente del gobierno. El vacío.
Realmente toma a los españoles por estúpidos y lo malo es que esto ya sucedió no hace mucho.
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