No me gusta ver a Paris ardiendo, ni me gusta Macron, exponente de los fuegos artificiales de la política. Francia no está contenta, hoy es el día de Croacia.
No me gustan los premios individuales en el fútbol, menos el carajal de la FIFA/UEFA, menos las copias pobres y malas de Hollywood, menos ver a los jugadores, tan jóvenes/tan perdidos con caras de pánfilos, añoro ver al director de France Football cerca de la salida de vestuarios de Chamartín, el procedimiento de Don Alfredo saludando desde la banda con una pelota de metal en la mano y su sonrisa.
Simpleza, sencillez y belleza. Hay mucho macarra, aprovechado, alrededor del fútbol y ese balón, se ha creado un monstruo, que es televisado en directo.
No he echado de menos a los dos últimos ganadores habituales que son bastante mal educados.
Paris vale no sólo una misa, es una ciudad maravillosa, que tiene varios lugares donde montar un espectáculo. Allí estaban el Madrid y Modric.
Me gusta mucho Modric. es de esos pocos jugadores que un día en Chamartín me llega la revelación de verle con unas grandes posibilidades y luego lo confirma. Le han concedido un premio de los de antes, tras el monopolio de los dos mal educados que pueden volver a recibirlo. Me agrada su manera de jugar y todas las virtudes que acompaña. Ha evolucionado, ha mejorado, lee los partidos y lidera de verdad, la pena es que no es un chaval.
Ahora, viendo al Madrid actual, cuesta pensar que hayan ganado tantas cosas en estos años, cuatro Champions de cinco y aquella que perdieron la eliminatoria en 2014-15 fue con Modric lesionado, nadie sabe lo que hubiese sucedido en la semifinal, los dos partidos, y después con él en el campo.
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