lunes, 13 de julio de 2020

Granada, ultimo bastión.

Ya saben la historia del último rey moro de Granada, Boabdil el chico, estudiada en el bachillerato, un poco llorón como si fuese del FC Barcelona que seguro que existía ya en 1492, sin aspiraciones independentistas porque pertenecía al reino de Aragón, sin chistar. Año glorioso, de coincidencias, donde se puso la guinda a la larga aventura de la Reconquista, y, para colmo, tres naos de poco porte se topan en medio del Atlántico, antes de tiempo, con aquellas tierras que cambiaron todo, dieron y costaron, nunca con una historia equilibrada. El estadio del Granada se llama Los Cármenes, en ese estadio Fernández, paraguayo, con una entrada criminal, se cargo el cuádriceps de Amancio, en una semifinal de Copa, un jugador diferente que me encantaba ese gallego, le dieron mucho, mucho, toda su vida, entre el tal Fernández y Aguirre Suárez aquello era literalmente ir a la guerra. Amancio hubiese sido protegido hoy...por el VAR o no, al ser gallego. El Granada llega con un comportamiento excelente en Liga y Copa, un sistema claro, solidario, ya ha cumplido, todo lo que venga será añadido a su buen hacer. Tiene su fútbol que se basa en entrar con decisión, que no salga el rival con la pelota dominada, velocidad, orden defensivo, repliegue, y necesitan acierto, como todos.
Nos hemos fundido en la segunda mitad, los locales han terminado más fuerte empezando con un error nuestro que les animó en la clara propuesta de su entrenador, un agujero nuestra banda derecha defensiva, un gusto ver a Modric, Varane despistadillo. Manola no ha cantado nada porque no era tarde de toros, 1-2 eso si con dos goles muy buenos de Mendy y Benzema.

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