El III duque de Alba se resiste a regresar al siglo XVI en su viaje en el tiempo. Piensa, en buena lógica, que le quedan pocos años, pocas fuerzas. Todavía puede servir al Rey, su señor. Aunque no pueda hacer nada contra la caja mágica.
Reconoce la calidad de las tapas en los bares y la amabilidad del pueblo llano, le recuerda algo familiar que conoció de chico. La raíz de ese español que ha combatido junto a él, y otros grandes capitanes, en tantos escenarios en el continente.
Su fiel escudero Jean Reno, mitad flamenco, mitad hispano, se lo pasa muy bien en Madrid. No conoce la jerga pero va aprendiendo. La comida, bebida y las turistas son excelentes y además huelen muy bien. Casi toda las mujeres huelen muy bien, no como en casa.
El laureado castellano por la noche no duerme, ni descansa. No es el calor. Ahora sabe muchas cosas, más no las comprende.
Parece ser que no sólo es el duque protagonista en la caja mágica, también está la Princesa de Asturias, que no aparece y no saben donde se halla. Los dos tiene en común la virtud de la ubicuidad desconocida. El problema de la playa sola, o la playa sin cónyuge, vuelve a la escena, de forma preocupante. Le han hablado bien de un muy joven talento , llamado Felix Lope de Vega, que, aún estudiante, asombra por sus dotes y facilidades. Podría ser un buen cronista de estos entuertos, porque los de la caja mágica hablan muy mal. Mencionan continuamente mitos, leyendas, superhéroes, genios, milagros, camaleónicas, nuevos amores, divorcios, separaciones, reconciliaciones, bodas y bautizos, superdelgadas, despelotes y juego de tronos.
Del duque comentan que va en bata de cola y tiene un gallinero en Sevilla, famoso por sus huevos. ¡Qué disparate ! Luego alguien se pregunta si España es un proyecto que vale la pena.
-¡Qué clase de pregunta es esa ! Somos la envidia del mundo ¿ Es qué dudan mis paisanos?- piensa el duque y sin poder evitarlo exclama.
-¡ Estamos locos !
El de la barra le dice.
-Nada tronco. Te dejo esta revista, te pones morado, aprendes mogollón ¿Una ración de ensaladilla rusa?
El posadero es servicial, pero el duque no da crédito; aunque reconoce que las penas con pan son menos y le mete mano a la ensaladilla.
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