Lees y lees, oyes y escuchas, muchas páginas, muchos comentarios sobre la larga crisis de España, de la "Desunión Europea" y de algunos países más que de otros.
No llega el dinero, no nos recuperamos, Alemania no afloja.
La mayoría de las opiniones de los medios de comunicación me parecen partidistas e interesadas; se hace raro encontrar sentido común, equilibrio y honestidad. Bien tratan de proteger el desgaste y caída del partido en el gobierno, bien intentan apoyar a las distintas opciones en el horizonte con la idea clara de conseguir que el partido en el gobierno se hunda; los daños colaterales ya se verán.
En paralelo, al igual que desde que se inicio la crisis, hay gente que sufre y unos muchos más que otros. Me refiero a los que sufren de verdad en el mundo real.
Los que tienen mucho, pierden algo, pero es insignificante. Los que no tenían nada, o más bien poco, siguen literalmente sobreviviendo como pueden o les ayudan.
Hoy he visto a un repartidor de frutas tropezar, caerse, y hacerse una herida en la nariz, en la boca de metro de Alonso Martínez. La gente le ha ayudado solicita y una señora alrededor de 40 años ha estado francamente dedicada a mejorar la situación del repartidor, sangrando, despistado y preocupado.
Se acerca la Navidad, pero no era sólo eso, había muy buenas intenciones en aquella señora y en el resto de los transeúntes.
Llegarán mejores tiempos, pasará la crisis y esto debe ser una gran oportunidad porque se han hecho mal cosas esenciales, muchas cosas durante la época de bonanza.
No somos más educados, ni más cultos, ni más trabajadores, ni más honrados, ni más honestos, ni más profundos, ni más casi nada que antes, excepto manejar el móvil, que no es malo, pero vamos...un poquito de por favor.
Como me dice un magistrado del Supremo si no mejoramos y aprendemos es que no tenemos remedio.
¿Qué haremos?
¿Cual será nuestra respuesta?
¿Cual será nuestra respuesta?
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