He visto la película The Interview, esa que trata sobre una entrevista al líder supremo de Corea del Norte. No es una película mala, entretiene sin más, como algunas, sin exagerar.
Se ve que James Franco es amigo de Seth Rogen y se deja hacer; contribuye con su caché y una actuación para diferenciarse de otras cosas que hace.
Muy de Hollywood, de amiguetes, de encontrar financiación, atraer al espectador, en un país donde este personaje líder supremo de no se qué hace lo que le sale de las narices.
En efecto Kim Jong-un no sale muy bien parado en la historia, ni su padre ( en cualquier caso hay muchos hijos que se han visto reprimidos y anulados por la personalidad u acciones paternas o maternas), entre los dictadores es tradición.
Me preguntaba que imagen darían de Kim. Y resulta que no es tan simple como parece y si un tanto patético en la versión que nos ofrecen. Y claro se han molestado.
Supongo que la reina de Inglaterra no se molestará tanto porque cada vez menos británicos escuchen su discurso o palabras por Navidad, ni tampoco porque la hayan sacado en tantas películas, con sus perritos, tacones, vestidos, peinados y floripondios a cuestas.
A un pueblo le distingue el sentido del humor que es una muestra increíble de inteligencia y saber estar.
Me temo que los que se sitúan alrededor del líder supremo Kim, o este mismo, no tienen sentido del humor o es que el humor de ese rincón del mundo es distinto.
Un país creado por China y una guerra, una nación de otros tiempos que sale en los medios por la habilidad de los hackers y por su capacidad teórica de misiles que pueden acabar con muchas vidas.
En el fondo muestran una coreografía pasada de moda, fracasada y que sin embargo a alguien atrae.
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