No cabe duda que estamos en periodo electoral, en espera de fecha y con las maletas preparadas los que veranean; hasta ahí todo normal, lo que me pregunto es ¿Qué ofrecen los partidos? Poco en concreto, nada muy creíble.
No les queda más remedio que cambiar el discurso, sobre todo a los que han estado en el poder, sin embargo no se adivina mucha consistencia en sus propuestas ( normalmente ni las hacen); se asemeja el proceso a una recopilación de slogans, frases preparados con o sin fortuna, movimientos de moda, copias americanas, presentación de nuevas caras y escasa solidez.
Quizás piensen los ideólogos de los partidos, veteranos o principiantes, que la gente (algunos o suficientes) votará a cambiar porque están hartos.
¿Serán suficientes? ¿ Para hacer qué?
Otros países con sistemas similares ya han pasado por esto, y nada grave ha ocurrido, aunque aquí, en las Españas, hay matices, como consecuencia de ancestrales disputas sin resolver.
Uno de ellos, es el problema de los nacionalismos, sin solucionar; los necesarios pactos, para gobernar, pueden agravar lo que ya está muy deteriorado.
¿Y las ideas?
Aquí la ausencia de ellas es total. Se apela a mundo antiguos sin mencionarlos,; quimeras fracasadas en sistemas corruptos que quitaron la dignidad al ser humano; totalitarismos tratados con condescendencia y hábil propaganda; experimentos de oportunistas.
Realmente los que no se conforman con las apariencias se ven más perdidos de lo habitual; víctimas de demagogos sin pudor, en el afán de captar votos a través de equilibrios y juegos dialécticos, manipulación de las palabras y explotación de la credulidad y pocas ganas de aprender del ciudadano.
¿Cuando empiezan las rebajas?
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