Me he puesto en modo filosófico, lo apropiado en Grecia, la cuna de ese saber que se nos resiste.
Vas viendo islas desde el nivel de vuelo 360, Ibiza, Mallorca, Sicilia, son parecidas desde el aire en cuanto a vegetación, mediterráneas, de ese mar que tanto significó, hace ya unos cuantos miles de años. Cruzas el Adriático, empiezas a divisar el Peloponeso, llegas a Atenas, la gloriosa, inigualable, vas al Pireo, sin niños que canten, te encuentras una nación europea golpeada por la crisis como ninguna, como su antiguo aeropuerto, un solar decadente con nombre de la época del gran Ari. Sus Juegos Olímpicos del 2004, sus estadios, sus sueños, lo mucho que se ha dilapidado, la corrupción, todos esos defectos de estas llamdas democracias, incluidas la española, que en el caso de Grecia ha cometido errores excesivos. ¿Es culpable el pueblo? ¿Todo el pueblo?
Hay mucho viento, más de cuarenta nudos, los capitanes manejan con soltura los ferrys fabricados en Corea del Sur. Se embarca y desembarca de una isla a otra, las Cicladas te acojen con paciencia, sabiduría, Paros, Santorini, Mikonos, Andros, bueno más de doscientas. Me pregunto si lo que vieron en la época de Pericles ya les sirvió, si quedó grabado en los genes de sus habitantes, si pisó alguno de los grandes estos mismos lugares. Las rocas no responden, es como si te dijesen: arreglatelás como puedas, majo.