Todo puede depender de una canasta, en la vida también, no sólo en el baloncesto, una canasta cambia todo. Hay que estar tranquilo para meterla. Ayer Thompskins la tuvo en el Madrid, antes otros, falló, se les veía nerviosos, el balón quemaba. Hace dos días, iban perdiendo, entraron, ayer ganando, perdieron. Sólo existe una solución volver a intentarlo, no hay otra.
La suerte es vital en el juego, en los juegos. Nos quedamos con los segundos finales, como en el anterior encuentro, pero en realidad son 40 minutos de tiempo que vas sumando o restando, son al mejor de cinco, play offs, son muchos factores.
En política debe existir la suerte porque hay comportamientos que parecen humanos, humanos son sus actores, humanos y humanas, ahora bien, casi nunca me atrevo a poner la suerte como el desequilibrante, ¿error propio?
Ante lo que pasa a nivel Congreso de los Diputados, pasó, pasa, en ayuntamientos, autonomías no es cuestión de suerte ¿o si?
Decimos es cuestión de pactos, acuerdos, reuniones, mentiras, cuentos, falsedades, palabras manipuladas, deslealtades, ambición y suerte, mala suerte de los tipos que nos han tocado, que son iguales que nosotros, los únicos que quieren estar ahí, como el candidato conservador al 10 Downing St, uno de los cinco va a salir, y te quedas horrorizado, como si me dicen que a canasta van a tirar los que no tienen confianza en el Madrid.
Nos queda la fusión que cambiará todo, ¿cuando?
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