La teoría del caos es fascinante, o a mi me lo parece. El resultado de algo depende de muchas variables, es difícil de predecir. Aquí reside el meollo de la cuestión porque cualquier problema tiene sus variables, algunos demasiadas. Me fascina porque en ocasiones he trabajado donde reinaba un aparente caos y luego todo encajaba, o eso cría yo. Ya en "Jurassic Park", habla el matemático rockero de ella, asustado ante lo que no sabe o entiende, precavido. Luego un error permite explicar científicamente esa aparición sorprendente de dinosaurios, reproducción natural, cuando genéticamente todos son hembras. Todo el mundo pensaba feliz controlar la situación, cuando por esas cosas de la genética al complementar el ADN se utilizan reptiles hermafroditas y el caos aparece. Hay mucho de caos en esos comités científicos semi desconocidos que juegan con nuestro futuro, los datos tampoco son públicos, desconocemos lo que saben los que toman decisiones, las explicaciones no son ni rigurosas ni entendibles. Hay sensación de caos.
Gravitas era una virtud apreciada en Roma, la del Imperio, la eterna. Junto a otras, se tiene o no se tiene, en una persona con responsabilidad política es fundamental, necesario, infunde confianza, credibilidad, respeto, nosotros vivimos con personalidades en cargos públicos, votados algunos, a dedo muchos, que no son muy de gravitas. Si les preguntases que quiere decir, probablemente te contestarían:
-No señor yo no tengo seguro de casa.
-No señor yo no tengo seguro de casa.
Una vez leí que los españoles somos los más supersticiosos del planeta, pensaba que serían los italianos, nuestros vecinos sufridores de pandemia. Mi padre era muy supersticioso, decía aquello de : "no creo en las meigas pero haberlas haylas". Le pasaba viendo fútbol ,jugando a las cartas, domino o cualquier juego, no le hacía ninguna gracia y tenía pavor por los gafes.Seres superiores ya que estaban en todos los fregaos sin salir dañados. En la coyuntura actual señalaría a más de uno.
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