La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, la loxodrómica es una línea recta en una proyección Mercator. No es eso de lo que hablamos. Una ministra del gobierno de España, vicepresidenta, ex de Cultura, ha descubierto la línea recta entre las históricas ciudades de New York, Teherán, Beijing y Madrid, tres alrededor de los 40 grados norte y la capital de Irán sobre 35. Es un descubrimiento suyo reciente, probablemente no el único, ya que sigue hablando de Peking como capital de China. Que verbo, que clase, naturalidad, señorio, que envidia me produce. La latitud, palabra nunca utilizada por la docta señora, es la distancia entre dos puntos de la Tierra medida sobre el meridiano del lugar, desde el Ecuador. La Tierra, pobrecita, es un geoide, un planeta alrededor del sol, un lugar donde existen ministros que usan un lenguaje peculiar para hablar del covid-19. Ha encontrado una manera, mezclada con la climatología de justificar los contagios en esas capitales históricas. Puede que si profundizase en cronómetros marinos, usos horarios, llegaría a justificar el retraso en tomar medidas, anular reuniones masivas, partidos de fútbol o manifestaciones imprescindibles, a través de un artefacto preciso en una suspensión Cardan.
Aquellos que navegaron por mar y aire, muertos o vivos se estremecen, desorientados, los dedos de los pies de par en par. Otra ministra, compañera erudita de la anterior, también vice (es que tenemos muchos) nos ha aclarado que Portugal está al Oeste, los grandes navegantes portugueses se han quedado tranquilos. Este gobierno, sabe mucho, mira poco a la mar. ¿Para que creerán que sirve?
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