La muerte de alguien si es violenta, como el caso del actor Seymour-Hoffman, impresiona. O no, porque somos fríos y nos vamos acostumbrando a casi todo. Aparentemente es una sobredosis de heroína o cualquier circunstancia con la que te puedes encontrar si introduces esas substancias en tu cuerpo. La autopsia lo dirá. Era muy buen actor.
También se sabrá si fue un suicidio premeditado o una muerte accidental por la pureza del narcótico o cálculos mal hechos, en su consumo.
¿Y el resto de la historia ? Te preguntas, sin conocerle ¿ Por qué? y otros lo harán con mayor implicación. Intrigan las razones que llevan a colocarse en esas circunstancias, sobre todo cuando se tiene de todo en la vida y se es un triunfador o ¿es precisamente por eso?
Lo que pensarán su mujer, sus hijos, sus amigos, todos aquellos que le querían y que tendrán que vivir el resto de sus días con algo que quizás presagiaban y no pudieron evitar.
Y es que al ser humano le pasan cosas terribles que rondan su cabeza, como fantasmas y es preciso convivir con ellos. Y los fantasmas son también amigos o al menos deben ser enemigos a los que respetar. Como te acompañan toda la vida saben mucho de uno mismo, incluso se toman confianzas. Al principio no les reconoces, hasta puedes cometer el error de menospreciarles. De pronto, un día aparecen y te das cuenta de que existen. Los has creado tu mismo o vienen contigo desde la eternidad, el limbo o un agujero negro y ¿hasta cuando se van a quedar?
Me temo que son tenaces, te cogen cariño y no te abandonan. A lo mejor es que son cumplidores y tienen sus obligaciones Yo creo que no son muchos, con diferentes vertientes, pero se aglutinan en uno, con alguna característica que sobre sale. Los hay tímidos, acomplejados, violentos, traumatizados, maltratados y cobardes, y casi ninguno es simpático y burlón. Son fantasmas con muchos problemas y que necesitan airearse. Hay que aprender a convivir con ellos y no tomarles mucho en serio, al fin y al cabo están, sin estar, en el ADN de los humanos.
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