Si hay algo que caracteriza al mundo actual es la sensación de fragilidad e inseguridad, no se si es coyuntural, pero hay varios factores que llevan a ello.
Uno es la ausencia de nada o nadie que sea el faro, el guía, el que toma las decisiones difíciles. Todo eso se acabó con la caída del muro y agravado con los malos resultados de los conflictos en Vietnam, Irak o Afganistan, ya nada utiliza las vías de mandar soldados, tendría que ser algo muy excepcional, local o de poca envergadura porque es muy caro, tiene un alto coste político y parece que no acaba de resolver los asuntos. Sin este arma, que en otros tiempos ofrecía soluciones, quizás temporales, hay cierta orfandad. En muchos lugares del planeta ocurren fenómenos que desconocemos y cuyas consecuencias están por llegar, sin saber hacia donde apuntarán.
Otro, la crisis, creada por la especulación y el afán de los ricos de ser cada vez más ricos contagiado a la clase media ambiciosa y dañando a las clases más bajas, que son las que no tienen ni para comer, tampoco encuentra soluciones. Los viejos axiomas no funcionan y el líder (¿político?) está desconcertado porque tiene que resolver sus problemas internos. El sistema que funcionó antes está en pura fase de resistencia y enrocamiento, sin reacción.
Un tercer factor la ausencia de ideas, ideologías, buenas o malas, inquietudes, tiempo para el pensamiento o la reflexión, educación, preparación intelectual o simple lectura. La globalización, twitter, facebook, internet, inventos con aspectos muy positivos, no han sido digeridos, simplemente están y cualquiera puede utilizarlos, sin preguntarse por qué. Los más mayores, algunos, por curiosidad, los medianos por necesidad, los más jóvenes por naturalidad. Da una sensación de caos donde lo importante es sacar una foto con un dispositivo electrónico y colgarla en la red y a ver que pasa.
Bueno el paso de los monjes amanuenses de la Edad Media a la imprenta debió de ser algo parecido y probablemente necesitaríamos el consejo y opinión de un Aristóteles para saber donde vamos.
Un poquito de tiempo para pensar no nos vendría mal a todos.
Y el caso es que el ser humano es básicamente el mismo aunque un poco más aturdido y acelerado.
Y el caso es que el ser humano es básicamente el mismo aunque un poco más aturdido y acelerado.
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