Hay una serie de tv,d e hace unos años, que duró cinco o seis temporadas llamada originalmente " 6 Feet under".
Siempre empezaba con alguna muerte que luego se relacionaba con la vida y avatares de los protagonistas. A veces ocurrían más muertes y los dueños de la funeraria de veían rebasados por el número de cadáveres a embalsamar.
Los principales protagonistas no llevaban una vida fácil, les sucedía de todo y el mundo de los apetitos sexuales brotaba en múltiples formas, edades y tendencias, como un abanico de la vida americana.
En los diferentes capítulos e historias se exponían las reacciones de la gente normal ante el trámite de la muerte, no contaban como continúan su vida los vivos.
Desde luego pesan mucho las creencias, remordimientos, capacidad económica, costumbres o carácter del familiar que se queda y su forma de decir el 'último adios". también desde luego hay mucho de apariencias.
Los propietarios de los servicios fúnebres preguntan por los deseos del fallecido que, en ocasiones figuran escritos de antemano. En la mayoría de los casos antes las dudas de los clientes les explican que es la última ocasión de ver al difunto tal cual era, que sus servicios de embalsamar y presentar cuerpo son exquisitos, que luego se sentirán mucho mejor.
Los que embalsaman trabajan con los cuerpos sin vida para hacerlos presentables ,dependiendo del estado, con técnicas casi de cirugía plástica y retrasando su deterioro total. Hay quien simplemente pide ser incinerado.
Curioso negocio y curiosos clientes. Aparentemente hay acaba todo. Este domingo de Resurrección, para los católicos, ha sido gris en España. Es el día más importante del año, el que lo cambia todo para no permanecer "6 Feet Under".
Y efectivamente, cada domingo de Pascua todo cambia. Siempre. Yo lo creo asi.
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