Son las cosas que tiene el calendario, aunque siga llamándose Feria de Abril. Supongo que el nombre es lo de menos pero no las circunstancias. En la Feria de Sevilla el tiempo atmosférico es un factor muy importante, la lluvia puede destrozar las casetas y la calor hacerla insoportable, aún así irá mucha gente y será un gran éxito que no se podrá aguantar ¿Qué sería Sevilla sin su Feria de Abril, aunque sea Mayo?
Y es que los turistas siguen entrando en España, supongo que por variadas razones, la oferta por un lado y la caída de la competencia, por la menos pujanza turística de países que están metidos en follones constitucionales y no dan garantías ni seguridad.
España ofrece su clima, su diversidad, sus playas o sus montañas, sus pueblos encantadores, sus grandes ciudades, sus variedades de todo tipo, los toros a los que les gusten, su gastronomía y su gente, porque es este un buen país para vivir.
Aunque convendría preguntarse al menos una vez ¿Qué es la vida o qué significa vivir? No vaya a ser que al final nos cojan de sorpresa los acontecimientos.
Y en ese país que atrae a los más ricos y poderosos del mundo, incluso momentáneamente a los muy poderosos, se está produciendo un conato contagioso de separación difícil de explicar racionalmente y movido por sentimientos bruscos, artificiales e innecesarios, pero que ahí están y ese fenómeno dudo que se pueda aguantar sin pagar un alto precio.
¿Qué sería de España sin las gentes que la integran?
El turismo vigilante dictará sentencia porque es incómodo viajar a lugares donde sus ciudadanos discuten y se pegan, buscarán otras alternativas, caiga donde caiga la Feria de Abril.
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