sábado, 31 de mayo de 2014

El circo de la confusión.

Supongo que ahora los partidos políticos se dedican a examinar sus resultados tras las elecciones europeas. El número de votos captados es un indicador, aunque probablemente no indique nada más que una tendencia. El verdadero problema consiste en examinar cuales son los retos por delante, los obstáculos a superar, las trampas de los rivales, los errores cometidos, el personal y medios para resolverlos. Hay que tener las ideas claras y las personas adecuadas. Y presentar soluciones.
En el fondo muy parecido a un mundial de fútbol.
Pido disculpas porque aún intentando divagar entre fútbol y política, en el fondo no se parecen en nada, excepto en el componente y la condición humana de ambas actividades ¿O si?
El fútbol no deja de ser un juego, el arte de lo imprevisto, una diversión o espectáculo que fija la atención mundial. La política es algo necesario, fundamental para los seres humanos, porque su buen hacer nos lleva una convivencia correcta.
No debería existir en política el arte de la improvisación. Los programas políticos son para editarlos  cumplirlos. Puede haber excepciones, por circunstancias especiales, pero la norma no debería ser que el ciudadano se acostumbre y conforme con que nadie cumpla lo que promete.
La política no debería ser improvisación y la sensación es de una gran ola que se ha ido formando mar adentro y se acerca a la costa. No se yo si plantar el autobus como Maguregui o practicar un catenaccio sin ideas es suficiente.
No desesperen.

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