La vuelta a la tortilla.

Ha empezado la segunda vuelta d ela liga y hay que analizar la situación.
Si yo fuese aficionado del FC Barcelona estaría contento y esperanzado; parece que juegan bien, no les hacen goles, han recuperado jugadores, golean, Messi está contento, Neymar mejora, los defensas también, permanecen vivos en todas las competiciones y eufóricos. El lunar de la falta de autoridad de Luis Enrique no importa, los resultados mandan, Messi es feliz, juega muy bien y además Luis Suarez, un gran jugador, puede aparecer en cualquier momento. La situación precaria pre elecciones, los escándalos han pasado a segundo término; todo es bello, hermoso y gratificante, muy catalán, y el Madrid, encima, sufre. Felicidad casi completa.

El Atlético de Madrid es muy compacto, de una eficacia altísima, no le hacen casi oportunidades, muy sólido en defensa y apoyos, con las ideas muy claras, vivo en todas las competiciones. El equipo es lo que pretende el Cholo, gurú/sabio/científico de los medios especializados; el contrario nunca falla, el Cholo siempre acierta. Se ensalza todo lo que hace, llega Torres y es alabado, aunque no marque, bueno contra el Madrid, si, dos veces, en dos ocasiones, de fallos defensivos.

Valencia, Sevilla y Villareal son las alternativas para lograr un puesto en Champions; cuando jueguen contra el Madrid y CR7, si no esta castigado, todos jugarán a tope.

¿Y el Real Madrid?

Muy flojo últimamente, sin apoyos, sin gol, sin crear juego/oportunidades, fallón en el sistema defensivo, sin presión, sin disciplina, sin apoyarse, sin banquillo que cambie la tendencia y quizás en una baja forma general. Pinta mal.

¿Opinará igual el signore Ancelotti? Lo desconozco porque no habla mucho y se concentra, como todos, en alterar profesionalmente la situación. 
Honestamente no me gusta nada el panorama y desconozco los detalles de capacidad física, si Modric volverá bien y lo que Lucas Silva puede dar en el futuro. Hay que prepararse para tiempos complicados, apoyarse, sacrificarse y ser Noble & Bélico, luchar a muerte y no creerse lo que pueden llegar a ser.