Es cierto que ya ha finalizado el 2014. Acabó antes en nuestras antípodas y ya lo está haciendo en el meridiano al oeste de las Hawaii para cerrar el ciclo asociado al giro de la Tierra. Este querido planeta es tres cuartas partes agua, pero no acabamos de adaptarnos y somos más bien de secano.
Se recibe el nuevo año de diversas formas, adaptándonos, en la cama de un hospital sufriendo, en la espera de una noticia esperanzadora; en las arenas del desierto o en el puente de un buque bajo una noche estrellada, mar y viento fresco; sólo con tu soledad o acompañado con la multitud; en el jolgorio de Sanghai, esperanzados en encontrar billetes auténticos de 100 US dólares arrojados a la multitud; tocando el clarinete como Mr. Allen que no se que tal lo toca, play it again Woody!, pero poco le importa y seguramente piensa que su banda de amiguetes es un buen pretexto para regresar a Barcelona, que todavía es España y antes a Badajoz que siempre lo será. Es un privilegiado que hace las películas que quiere y toca con quién le place.
En Viena habrá concierto y ensayo el día anterior, donde se cuela el que no tiene caché suficiente para el gran día y supongo que en todos los medios de comunicación se pasa revista a lo acontecido, destacando tragedias, guerras y noticias de famosos que luchan por permanecer siéndolo.
Alguno recuperará la sonrisa de un niño o niña en una instantánea, en medio de la mayor atrocidad de sus mayores y los seres humanos recuperarán su ilusión y esperanza.
El año 2015 es un recién nacido, es muy joven, cargado de vida, de tiempo que consumir, es inocente y sin embargo llega lastrado por la Historia y sus predecesores.Conserva esa candidez de la mirada de un niño, de esos ojos que captan lo más impactante de nuestras vidas y que esperan con increíble ilusión la llegada de los Reyes Magos.
A mi me gustaría ser como George Darling cuando reconoce el barco de bucaneros que conduce Peter Pan y recuerda que lo vio una vez, hace muchos, muchos años.
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