miércoles, 7 de enero de 2015

¡ Que bien que fui y lo que aprendí !

Me invitaron al Calderón, al vomitorio uno y acepté. Hacía mucho frío, campo lleno, no vi a ningún madridista, excepto a un niño de 14 años a mi lado con su amable padre que era del Atlético y no quiso ver tirar el penalty, por si lo fallaban.  
El fútbol es esto o a eso juega el Atlético, con algunos suplentes también, se acepta y hay que saber contrarrestarlo, ante todo que no le hagan un gol en su campo. Pero el Madrid no supo jugarle al Atlético; no creo oportunidades, controló sin finalizar. No está bien, ha perdido brillantez y parece sin chispa; eso si lo intentaron. Me parecía una vorágine de señores en calzón corto, helados de frío, corriendo unos como pollos sin cabeza y otros como pollos sin tarjetas. Me agradó que no jugase CR7 de principio, no hacía falta, daba igual.
Llegué con los jugadores saludándose y la gente, el público que llenaba el estadio, poseído, casi todos gritando desde el principio al final, dirigidos por Simeone, en plan familiar. Pitaban todo, protestaban todo en una dirección, pasase lo que pasase. Al final encantados, felices, ganadores.
Si caía uno de los locales era culpa del Madrid, si caía uno del Madrid era su culpa, si el fuera de juego era a favor el Atlético estaba bien, si lo cometía uno de los locales no era fuera de juego; los jueces se equivocaban a favor del Madrid; no pude decir si el gol anulado era fuera de juego o el penalty falta, no me enteraba de lo que se trataba, como el Madrid. 
Llevábamos casi 60 minutos de aburrimiento, según todos los que me rodeaban, sin fútbol y empezamos a perder la eliminatoria (?); no había tirado el Atlético ni una vez, de hecho creo que tiró dos e hizo dos goles, Navas ni paró. Y disfrutaron como locos, ganando al Madrid, felices con entrenador a la cabeza, animando, coreando, dirigiendo la orquesta popular.
Me fui antes de que acabase, porque me conocía el libreto. No va a ser esta la copa del Madrid, me recuerda otros tiempos.
Y sin embargo, no iba enfadado, ni siquiera frustrado, iba agradecido por la invitación y mucho más que eso, ahora entendía, como una vez en el Metropolitano de niño, porque no soy del Atlético, es imposible para mí.
De los árbitros no hablo.

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