Los Goya y la Isla Mínima.

El politiqueo está imbuido en las actividades públicas y en España a nuestro estilo; en este año, estos tiempos, con ese toque Helénico que nos puede hacer cambiar como en aquel país, mucho más. Quizás como los herederos, descendientes actuales, de los griegos clásicos, sabios, maravillosos soñadores o descubridores de la esencia, tampoco vamos al meollo de la cuestión. ¿Y en el cine?

Copiamos, eso si. 

Los Goya, acaparando el apellido de un artista genial se convierten en la necesaria gala de la industria cinematográfica y un homenaje de adhesión y cariño a nosotros mismos. Ya el genio de Millán Salcedo imitó el acto, cuando dormido afirmaba el presentador que después de tres horas y media se han entregado...dos Goyas.

No se si habrá politiqueo porque W. Toledo y Alberto San Juan no se hablan y comparten el dilema de Izquierda Unida y Podemos; desconozco si el show del presentador será gracioso, con estilo, ingenioso, inteligente o genial. del glamour espero poco y ¿del cine? porque ante todo es la fiesta del cine.

Aunque no veo mucho cine español algo vi este año incluida "La Isla Mínima", que presumo arrasará. Es una película entretenida, nada más, con una fotografía maravillosa y una buena intención inicial que no va a ningún lado, me temo que la razón reside en el guión; en la definición de los personajes, situaciones, diálogos y en el abuso de los tópicos.

Menos mal que no soy nadie porque se me echarían los perros al cuello. Los dos policías, lo siento, no son creíbles en su actuación aunque recurran al tópico de matar estudiantes en una manifestación, el poli malo, muy malo; tampoco el poli bueno; ni el malo terrateniente. Eso si es una pena que Antonio de la Torre no hable y que los muchos secundarios desconocidos no expongan.

A veces recuerdo a Garci y Germán su investigador en las del Crack y me doy cuenta que para hacer buen cine hay que ver mucho, estudiar mucho o ser un genio como Wells o ambas cosas si es posible. Vivir el cine, no superficialmente, como todo arte.

Luego si sobra tiempo se dedica uno al politiqueo, no al revés.