Esta vieja y en ocasiones no civilizada Europa tiene muchos asuntos pendientes, como cualquier familia; lo difícil es aunar posiciones y llegar a acuerdos.
El gobierno del partido Nacional Socialista en Alemania de 1933 a 1945 resulta muy complicado de olvidar, por unos y los otros. Además no hay tema sobre el cual se hayan rodado más películas.
En España, por aquello de la neutralidad, al estilo del gobierno de turno, no se vivió la II Guerra Mundial como en la mayoría de los países europeos invadidos y nos cuesta entender ciertos asuntos.
Los daños causados por la invasión se pueden cuantificar porque problemas más complicados se revuelven, el meollo de la cuestión reside en dos aspectos:
La justicia y la idoneidad del momento.
Alemania es la nación con mayor capacidad de decisión y con mayor riqueza en la Desunión Europea; son especialistas en abonar compensaciones de guerra y las enseñanzas del Tratado de Versalles hacen hincapié en no repetir los mismos errores por odio o venganza.
A nivel naciones, gobiernos, como al nivel humano a veces es conveniente hacer borrón y cuenta nueva.
El momento deber ser idóneo para los responsables políticos de Grecia, que se sienten fuertes, apoyados por la masa votante, y la medida es popular porque los griegos nunca han gustado de los alemanes ni en los Cañones de Navarone.
A los alemanes, al gobierno y a la mayoría del pueblo, no les va a hacer mucha gracia, porque ven a los griegos (en realidad a todo el sur) como un pueblo entregados a vivir de ellos, la dolce vita, la siesta y todos esos tópicos alrededor de un buen vino, una comida agradable y una conversación, a la sombre de un sol que calienta de verdad.
Supongo que todo es política y unos y otros saben lo que hay en juego.
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