Ya he comentado que en mi particular opinión el Nazareno no era muy fan de Jerusalem, la ciudad sagrada. He salido para llegar a los Territorios Palestinos, oyendo expresiones como ocupación, asentamientos ilegales, Ramala, Nablus, holocausto, pasaportes,controles, palmeras y dátiles,de un conflicto antiguo de difícil solución, campos de minas, muros, alambradas.
Llegue a Jericó, de las ciudades más antiguas del mundo, donde poco queda, buen fruta y verduras. Allí está la montaña de las tentaciones y no aparecen sus murallas, virtuales quizás. Me introduje en las aguas del Jordán, frente a Jordania en pocos metros de agua, pero lugar del bautismo. El baño en el Mar Muerto es agradable y creo que siente bien a la piel sus sales y lodos. Mientras un F-16 israelí es abatido por las Fuerzas Sirias y las cosas se ponen tensas en los Altos del Golan. Máxima alerta, mínima tranquilidad. El famoso año 614 AD los persas destruyeron todos los conventos cristianos en Israel, uno se salvó, el de San Jorge de Coziba y es que su acceso en el desierto de Judea lo explica.
A la puesta de sol veo el monte de los Olivos y Jerusalem desde lo alto. La llamada cuidad santa, tan codiciada a lo largo de la Historia, me espera consciente del interés que despierta. Me parece una ciudad de ambiciones y oscuros asuntos humanos más que divinos. Entro en la ciudad vieja por la puerta de Damasco, paseo por la vía Dolorosa y aproximación al muro de Las Lamentaciones en pleno rezo de fervientes hebreos rigurosamente vestidos. Cierran los comercios y disminuye la actividad mundana en sus estrechas calles, que tanto han visto.
Hoy o puedo ir a Chamartin, ni el miércoles, dos partidos muy diferentes. Por cierto en una pared de la vía Dolorosa he visto escrito el nombre " C. Ronaldo". No se qué decir. Aquí se mezcla todo.
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