domingo, 8 de abril de 2018

Muñeca de porcelana. Chiquito de la Calzada..

Es una obra de David Mamet, como saben, que creó para Al Pacino. Ahora la representa José Sacristán, a su 80 años, en el Bellas Artes, son sólo dos actores y tiene su mérito. 
Es una historia importada de los USA, con personajes de allí, traducida al castellano, excepto los nombres propios. 
El actor goza de su momento profesional. 
En la vida real, puede permitirse el lujo de verlo, el mundo español, con la perspectiva de los años bien llevados, en una salud con algunas goteras. Muchos de los que hicieron esta España junto a él no están ya operativos. 
La obra es la vida de un tipo americano, corrupto, cínico, con pocos escrúpulos y enamorado o ilusionado en su última oportunidad. Se dedicó a manejar y colocar políticos mientras se enriquecía. El protagonista, Mickey Ross, sabrá lo que ha hecho con su vida y lo que quiere hacer en su huida hacia adelante. Nada nuevo. 
Aquí no tenemos tipos de ese nivel, lo nuestro es más de "masters" que no se sabe para qué sirven. El actor, Sacristán, se lo toma como un reto y el público aplaude. No se toma como un desafío analizar lo que sucede en Cataluña, la izquierda de sus preferencias o la derecha que no cambia, creo que no quiere resaltar la poca categoría de los personajes, por eso prefiere la ficción de una obra bien escrita aunque no sea él Pacino.
En una especie de homenaje de José Mota vi que Gregorio, Chiquito de la Calzada, iba a un lugar indeterminado como en la película "Heaven can wait", versión que mas guste. Allí le reciben y Gregorio sigue contando sus chistes. El "encargado" de colocar a Chiquito para la eternidad concluye que el mundo no es el mismo sin él y hay que mejorarlo. Entonces le envía a la Casa Blanca y se reencarna en Trump en plena conferencia de prensa.
No es idea descabellada. Quizá mejoraría esto.

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