Leo la noticia de un adolescente que muere en su lucha contra el cáncer y fue en su momento portada de atención. Hoy su familia, sus padres, lo sentirán en el corazón, probablemente nunca llenarán ese vacío. Mientras recibo sugerencias de este mundo de California, donde los hippies aparecen en la peli de Tarantino,el final del mundo feliz del Hollywood clásico o la Guerra del Vietnam . Por cierto he ido a verla por segunda vez y es muy buena. Hay mucha hipocresía en esta rica California, en los USA en general, donde lo más importante es ser politicamente correcto. Me justificaban, en una conversación, la lucha contra el cambio climático porque hay que dar un mundo mejor a los inocentes niños, que se lo merecen. Creo que hay que no destruir nuestros recursos por muchas otras razones y también porque luego viene otra generación y otra y otra...Me pregunto sobre la cantidad de frustraciones que les transmitimos, con la mejor de la intenciones, como los hippies de verdad, aquellos de Ibiza, de la Ibiza que disfrute por diez años.
Reflexionaba sobre eso de que los niños se lo merecen, cuando en realidad no han hecho nada por merecerselo, solo existir. Eso niño que ha fallecido por el cáncer, como muchos todos los días, tampoco se merecía sufrir una muerte sin tiempo de vida. No había tenido tiempo de hacer nada, bastante había hecho en su lucha contra la enfermedad.
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