No
se si se puede hablar de esperanza o no en la especie humana, a la cual pertenezco,
porque me parece que siempre estoy muy limitado en mis apreciaciones. Hablas
con un británico moderado, detectas que es partidario del Brexit, que le gustan
las tradiciones, el té de Downtown Abbey, sus procedimientos, es un arte, un
espectáculo que no puede perderse, supongo que algo así como las corridas de
toros. Eso me dice un chileno, que se habla de fútbol porque de toros no se
puede hablar en las Españas. Ese mismo chileno quiere hablar de política, de
nuestras próximas elecciones, las razones de no ponerse de acuerdo, las reiteradas
repeticiones de los politicos. No es porque sea Chile o UK, es porque vivimos
confortablemente sin darnos cuenta de como pasa el tiempo, como cambian las
personas, como cada generación debe vivir sus propias miserias, cosas buenas o malas,
de las que no es totalmente responsible porque nunca controló todos los factores.
Tenía razón aquel poeta familiar que dijo:
“dios, que es la suma bondad, tan fastidiados
nos tiene, será porque lo merecemos. Jodo, dijo David, y tiró el arpa”.
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