El baloncesto es un deporte que me gusta mucho. Los cuartos del mundial son una buena posibilidad de ver calidad y quería ver a España, como estamos realmente, luego a Serbia y Argentina.
Ya tenemos dos semifinalistas. España ha sido muy superior a Polonia, no tan exigida, aunque los polacos nunca se han rendido controlando. Los españoles son un equipo candidato, yo tengo mis dudas con alguno, pero van a luchar todos, ha llegado el momento de luchar por medallas, ver de lo que somos capaz.
Yo quería sobre todo ver el Serbia-Argentina, entre otras razones porque hay tres madridistas entre los argentinos y Scola. Ambos equipos son intensos, de gran corazón. El entrenador serbio, Djorjevic, tenía, según los expertos el equipo super favorito, una combinación de jugadores que podría dominar la cancha. Él sabe muy bien como están, de que pie cogean. Ya España le avisó. Hoy Argentina ha gando muy bien, defendiendo, muy inferior al rebote, con gran acierto en el tiro exterior, algunos jugando a un gran baloncesto. Es curioso porque el baloncesto es altura, sobre todo, un jugador alto es fundamental, aunque debe tener otras virtudes. Los argentinos no gozaban de tantos centímetros, los han sustituido con garra, clase de baloncesto, individualidades, defensa colectiva. Los serbios no han jugado mal, pero no han sido decisivos al final, sus grandes estrellas no han aparecido en el momento preciso, le ha pasado lo que no suele pasarle a un serbio, a un balcánico, esa frialdad de pulso firme les ha abandonado. Lo curioso es que el entrenador serbio sabrá lo que ha pasado, no lo dirá.
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