Que sufrimiento, menos mal que había mucha gente guapa en las gradas, que siempre anima. Hoy me he recuperado en New York, lo necesitaba. He visto la final del US Open, en esa urbe, en uno de sus barrios, que es más que una ciudad, hermosa, destructiva, moderna en excesos, única. Supongo que para alabar a un campeón lo mejor es comenzar por el rival.
Medvered, ruso, es un gran jugador o ha hecho un gran partido de tenis, extraordinario, como un toro noble ha empezado a abrir la boca en el tercer set, recuperando, resoplando, metiendo puntos extraordinarios, sin sonreir, todo lo lleva dentro, nunca se rindió. Quizá un hombre de hielo, pero muy, muy bueno. Sólo hay un campeón, una pena.
Una gran final.
Una gran final.
Enfrente de este ruso joven, ganador, un veterano como Rafa Nadal. En la pista andaba Rod Laver, un ídolo poco visto por mi, en su final de carrera, donde la tele me lo permitía, a veces. Por ahi John McEnroe, otro ídolo mío, zurdo también. Bueno Nadal me lleva a esos niveles. La pista del US Open es lo que es, no es Roland Garros, se veía a Rafa dominar todas las suertes, incluida la decepción, las grandes dificultades, como un gladiador, con buena forma física, buen aspecto, el ruso aguantaba, sorprendía.Y Rafa sufrió mucho, cuando parecía que todo estaba muy cerca, no es invencible pero no es fácil ganarle. Es un ejemplo, una alegría grande, se lo merece. Es natural que sea del Madrid.
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