jueves, 7 de noviembre de 2019

El día más largo. 101st Airbone.

Cuando de pequeño veía una película de las llamadas de guerra pensaba inquieto donde me tocaría, tierra, mar, aire, nada me parecía más digno de una aventura que ser paracaidista de las divisiones 82 o 101 en Normandia, quizá preferiese esta última,. lanzarte en paracaidas detrás de las líneas enemigas en aquel asalto anfibio. Excitante, adrenalina a tope, nocturno el lanzamiento, sin saber si llegarías bien al suelo, si te quedarías colgado de un campanario, o si te encontrarías con una belleza de la resistencia, todo era posible. 
Sin llevar la contraria a don Miguel de Cervantes me atrevería a decir que aquel junio en las playas de Normandia fue la más grande ocasión que vieron los siglos.
Es curioso que en aquellos juegos de niño nadie quisiese ser alemán, sabías que por muy bonitos que fuesen sus uniformes, carros de combate o aviones siempre iban a perder, incluso cuando al principio pareciesen invencibles. En aquel día del desembarco en junio, los primeros que pisasen las arenas de las playas tenían muchas probabilidades de quedarse allí. Ahora pienso en esos soldados de uno y otro bando que sabían que iban a morir, después de una larga guerra, que no verían ni los festejos de la victoria ni la cruel amargura de la derrota, son los afortunados.

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