Hay muchos aspectos de la película The Irishman, que intervienen en su crítica. Es ciertamente la última de Scorsese, por el momento, los actores de muchas de Mafia aparecen felices de ser llamados, Netflix pone la pasta, una plataforma poderosa, su estreno en pocas pantallas grandes es obligatorio, la televisión manda. Sus 209 minutos de duración, su ritmo lento, reflexivo, la repetición de esos tópicos de gangsters, la ambientación, coches, muertes, pistolas, sangre, violencia, católicos asesinos, casi todo cierto. Las historias de Mafia, US, irlandesa o italiana, son muy similares y casi acaban con los de siempre apareciendo. Los actores, en esta de Scorceses, lo han clavado anteriormente en otros personajes, ficticios de películas de gran éxito, esta vez eran personajes reales que en la inmensa mayoría de los casos acabaron mal o como todos, muriendo de forma violenta.
Hay otro aspecto nuevo, que produce controversias. El tratamiento de los imágenes para rejuvenecer a los actores, De Niro, Pacino, Peci, Keitel, que incrementa el precio de la producción, para que no aparezcan con su edad actual, más allá del maquillaje, otra vuelta de tuerca tecnológica en el cine. Más, este arte del cine, las pelis son sobre todo imágenes y con los medios o nivel de hoy en día conviene evitar el primer plano.
Dicho todo esto me encontré diciendo, a la salida de un cine abarrotado, lleno de aficionados de los implicados que aplaudió, "creo es la mejor película de este género de Scorsese, ojalá hubiese sido en blanco y negro".
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